Rifar a una mujer que ejerce la prostitución es violencia sexual

No es la primera vez que llegan pantallazos de chats donde podemos ver la complicidad masculina en plena acción. En este caso, un grupo de militares se rifan a una mujer como si de una cosa se tratase, como si fuera un objeto a su disposición y disfrute sexual.

Decidme si entre ellos (hombres cis, héteros…) se tratan así, ¿verdad que no? Sin embargo, la “cultura de la violación” –la que normaliza que los cuerpos de las mujeres cis y trans están disponibles para los hombres- se propaga por muchos canales. Buscad las visualizaciones que tienen los vídeos de Youtube dirigidos a chicos muy jóvenes, donde también aparecen mujeres prostitutas a disposición del cantante. ¿Sabéis cuáles son las respuestas de algunos chicos jóvenes en cada uno de los talleres que hacemos?

Ellas están allí porque quieren. Nadie las obliga y les pagan por ello.

Y ya, aquí acabaría su argumento porque adentrarse en la reflexión de por qué ellos las tratan así es demasiado doloroso o les da pereza cuestionar sus privilegios y actos.

¿CUÁL ES EL PAPEL DE LOS HOMBRES EN LA PRODUCCIÓN Y LA REPRODUCCIÓN DE LA VIOLENCIA SEXUAL?

¿Por qué les cuesta tanto poner el foco en los hombres que se relacionan con ellas a través del abuso de poder?

¿Tanto cuesta reflexionar alrededor del papel de los hombres en la producción y reproducción de la violencia sexual?

Porque para el ejercicio de esta violencia solamente hacen falta dos condiciones:

  1. Tener interiorizadas ideas de poder de un grupo (hombres) sobre otro (mujeres)

  2. Y deshumanizar, cosificar, denigrar… a este grupo.

Muchos dispositivos son fábricas de machismo donde se fomentan estas dos condiciones para el ejercicio de la violencia machista. Y todo esto es muy grave porque desde una edad muy temprana muchos chicos cis, héteros, de clase media/alta… ya ven como normal que las mujeres prostitutas puedan ser tratadas con humillación porque son cosas y no seres con plenos derechos. Esto forma parte del mismo negocio patriarcal que se cuela a través de videoclips musicales y películas y les hace dar argumentos donde ellas siempre son las culpables de ser tratadas de esta forma.

LA NORMALIZACIÓN DE LA COSIFICACIÓN DE LAS MUJERES

Son claros ejemplos de cómo se cosifica a las mujeres diariamente.

Cosificar significa utilizar a la persona con finalidades que no la dignifican ni como persona ni como ser humano.

Y esta práctica tan normalizada conlleva percibir a las mujeres como un objeto para el consumo del hombre cis, hétero, de clase media/alta, sin discapacidad, etc.

A muchos de ellos poco les ha importado cómo se puede sentir ella. Se supone que, como es una prostituta, puede ser tratada como una cosa, puede ser insultada, denigrada y humillada,  porque ellos creen tener el poder y el control sobre su cuerpo y su sexualidad.

Sin embargo, si el chat ha llegado en conocimiento de la gente es porque algunos hombres de este grupo no se han visto legitimados para utilizar el poder que el patriarcado les ha otorgado y han roto el pacto de complicidad con el resto del grupo, denunciándolo. Porque también existen los hombres que escuchan a las mujeres y ponen en práctica la empatía para entender que las mujeres no somos cuerpos a disposición de los hombres.


La Ratita Presumida que se escogió a si misma

Celebraron una boda por todo lo alto. Cuando llegaron a casa, el gato se abalanzó sobre la Ratita y se la comió.

-¿Quién tiene la culpa de este final?

-Ella.

-Ella, por presumida.

-Ella por haberse fijado en el exterior y no en el interior.

“Cambia el cuento” nació en el cuento que os presentamos hoy.

Soy Cristina Vila, creadora de este Cambia el cuento y estoy muy emocionada de explicarte que la semilla de este proyecto que sembré hace más de 4 años, ve hoy la luz a través de este cuento: La Ratita Presumida.

Ratita Presumida siempre quedó allí, en mi mente, aunque sabía que algún día llegaría la oportunidad de crearlo. Y se ha dado en un entorno precioso: Segovia.

Los argumentos que escuchaba de criaturas y gente adultas, responsabilizando a la Ratita de su propia muerte, me impactaron tanto que pensé: esto lo tengo que explicar al mundo.

 

¿De qué manera caló que la responsable de su propio final era ella?

Eso se debía explicar, sin culpar, sin juzgar las respuestas de las criaturas porque eran totalmente espontáneas e inconscientes. Debíamos explicarlo para sacar un aprendizaje y desgranar cómo había llegado aquel mensaje a tantos niños y niñas, a tantas mujeres, de distintas generaciones y culturas.

Auella culpabilización tan directa hacia Ratita me hizo saltar las alarmas. Pero no nos debe extrañar que suceda porque

la cultura patriarcal lo impregna todo, también los cuentos, nuestra subjetividad, nuestro imaginario desde la infancia y acaba transformando la desigualdad y la violencia machista en algo natural. 

Sin embargo, la violencia machista no es natural en los animales (humanos o no humanos), como sí lo es la agresividad (entendida como un impulso para la supervivencia) que puede tener el gato, para devorar a sus presas. La violencia machista se aprende culturalmente, a través de la educación desigual que recibimos niñas y niños. 

¿CON QUÉ NARRATIVAS HEMOS CRECIDO?

En general, conocemos muchas de las historias que hay detrás de muchos cuentos. Este conocimiento nos permiten conectar con un tema, un problema, una situación…  y sacar un aprendizaje.

A través de los cuentos podemos hacer un trabajo maravilloso como es el de reflexionar en:

¿Cómo lo podíamos haber resuelto para no acabar de aquella forma, con violencia?

 Y es que tendemos a querer parecernos a aquello que vemos en las historias. A través de los cuentos podemos hacer un repaso de cuáles han moldeado nuestra subjetividad y nuestro imaginario desde la infancia.

¿Cómo han condicionado nuestra vida?

¿Qué referentes hemos tenido las mujeres?

¿Cómo nos han influenciado?

En prácticamente todos ellos las mujeres dedican tiempo a buscar pareja, parece que solamente piensan en enamorarse, a colocar al otro en el centro de sus vidas, a aspirar a ser unas mujeres ejemplares, física y moralmente. Y estos mensajes no han sido inocuos porque todas estas historias han condicionado nuestra visión del mundo, nuestras relaciones y nuestra propia construcción como seres humanos.

La escritoria Ana Cristina Herreros explica que el gran problema de la tradición oral es que la mayoría de las historias han sido recogidas por hombres relacionados con la Iglesia, por lo que transmitieron las versiones que les parecieron afines a sus intereses. Es decir, usar los cuentos en la formación de mujeres sometidas al hombre, como auténticos ángeles del hogar. Los valores que, desde la mirada patriarcal, ellos consideraban los adecuados.

Entonces, ¿qué mejor manera que revertir estas situaciones, utilizando los mismos cuentos para identificar el sexismo, los estereotipos y las relaciones de poder que subyacen en estos cuentos? ¿Qué manera más agradable de cambiar el cuento a través del propio cuento?

Títeres de “Ratita Presumida” de la compañía de teatro familiar, Festuc Teatre.

Ilustración de Alessandra Manfredi.

Con la colaboración de Logos Edizioni.

¿POR QUÉ HEMOS ESCOGIDO A RATITA PRESUMIDA EN ESTA OCASIÓN?

1. PARA MOSTRAR QUE LA VIOLENCIA MACHISTA SÍ TIENE GÉNERO

El cuento está basado en una protagonista femenina que prácticamente no habla y es la única mujer del cuento. Ratita es devorada por su pareja, el gato y, por lo tanto, muestra las violencias machistas que sufrimos las mujeres por el hecho de ser mujeres, en todas las culturas, edades, clases sociales y en todos los entornos, también el rural.

Hablamos de una violencia basada en siglos y siglos de relaciones desiguales de poder entre mujeres y hombres.

Hablamos de una violencia que es estructural, eso significa que es la propia sociedad la que la produce y la reproduce hasta normalizarla a través de la educación, de la familia,  de los medios de comunicación, de la escuela…

Hablamos de una violencia que no empieza de un día a otro. Para que el gato acabara con su vida, se tuvieron que dar un conjunto de prácticas desiguales, normalizadas, basadas en una posición de poder del gato sobre ella. Por este motivo es tan importante ver las raíces de esta violencia, para poderla prevenir.

2. PARA DESMONTAR LA IDEA DE “TU CASTIGO ES POR TU MALA ELECCIÓN” Y HABLAR DE LA SORORIDAD.

Éste es el mensaje que transmite este cuento:

escoge bien, no seas una mujer demasiado exigente y superficial a la hora de buscar marido porque, si te equivocas, recibirás el castigo correspondiente: serás devorada por tu pareja, en este caso, por el gato.

Un mensaje que hemos recibido mujeres de todas las generaciones y culturas. En algunos sitios se nos come una serpiente, un león o un gato pero la moraleja es la misma:

a las mujeres se nos comen por elegir mal, no porque haya gatos educados en pensar que tienen derecho a imponser sobre nosotras el poder, psicológica, sexual y físicamente. 

¿Qué lección subyace de este relato?

La lección que pretende que llegue a las mujeres es, como explica Ana Cristina Herreros:

Hay que hacer caso a las señales porque, si no lo cumples como la ratita, puedes acabar devorada por un ser animalesco.

Sin embargo, en lo que llevamos de año, 40 ratitas humanas han sido devoradas (asesinadas) por sus parejas o exparejas. Desde 2013, más de 1.100 mujeres han sido asesinadas 

 

El mensaje dirigido a las abuelas, a las madres y a las nietas.

¡Qué es tan importante romper el silencio y compartir la propia experiencia con otras mujeres! Pero todo empieza a cambiar cuando dos mujeres hablan, cómo pasó con esta abuela y su nieta.

Por este motivo, en el video mostramos la SORORIDAD (la hermandad entre mujeres) a través del diálogo que se construye entre una abuela y una nieta. Hablemos, hablemos y hablemos entre nosotras, con nuestras madres, con nuestras hermanas, con nuestras tías, con nuestras amigas para tomar conciencia de nuestras vivencias como mujeres y poder cambiar el relato cultural.

4. PARA VISIBILIZAR LA VIOLENCIA MACHISTA EN EL MEDIO RURAL Y SITUAR EN EL CENTRO EL APOYO DEL ENTORNO

En esta pieza queríamos tratar otro tema muy importante: la violencia machista que se produce en el medio rural. La violencia que sufren las mujeres en estos entornos se caracteriza por su larga duración, invisibilidad, la falta de anonimato y la dificultad de acceso a los recursos de protección, la mayor dependencia económica. A la hora de que una mujer pueda tomar la decisión de salir de una situación de violencia, le supone un gran esfuerzo. De aquí la importancia del entorno en respaldar su situación, a no juzgarla por decidir sobre su propia vida y poder salir del espiral de violencia.

3. PARA CONOCER LOS MANDATOS DE GÉNERO DIRIGIDOS A LAS MUJERES: ¿QUÉ LES OCURRE A LAS PROTAGONISTAS DESOBEDIENTES”

La Ratita Presumida nos permite conectar con otras protagonistas femeninas presentes en los cuentos y en los mensajes que han recibido.

Como explica Ana Cristina Herreros, filóloga y especialista en literatura tradicional, escritora, editora, narradora oral:

“El cuento pretende advertir a las niñas de que es aconsejable que los ratones no se casen con los gatos, pues ¡todo ratón sabe que los gatos se comen a los ratones! El cuento pone en valor la importante decisión de las mujeres en elegir hombres que las traten bien”.

Por lo tanto, la intención del cuento da capacidad de agencia a las mujeres pero únicamente en esta cuestión y no en el resto de ámbitos donde pueden ser independientes.

¿Cómo devoran los monstruos o animales de los cuentos a las niñas desobedientes?

¿Qué pasa con las niñas rebeldes, soberbias, tozudas, zánganas o demasiado exigentes?

En muchos cuentos acaban en la cama con una serpiente gigante, un cerdo, un lobo, un gato. De hecho, el cuento de la “niña o mujer desobediente” es muy recurrente en la literatura de transmisión oral de todo el mundo y ha dado lugar a diferentes variaciones sobre el tema:

La joven abandona el pueblo, desobedece los consejos, entra en el bosque, se encuentra un ser indómito, fuerte, viril, preparado para asaltarla y devorarla, como Caperucita.

De la misma forma que la niña demasiado exigente, la niña difícil, que no admite a ningún hombre por marido, acostumbra a acabar emparejada con un ser animalesco, como le sucede a Ratita Presumida.

Los cuentos con moraleja instan a las mujeres a la obediencia y al acato del sistema establecido. La sociedad ha hecho grandes esfuerzos para constreñirlas en rígidos papeles que anulan nuestra libertad a vivir la vida que deseamos. Nos han enseñado a avergonzarnos de nuestros propios deseos. Así, se nos ha socializado para adaptarnos a unos mandatos de género que ponen en el centro el complacer a los demás. Las mujeres que consiguen vivir para ellas, cumplir sus deseos, se tachan de “malas”.

El anhelo aparece cuando una se da cuenta de que ha dedicado mucho tiempo a complacer a los demás y demasiado poco tiempo a la propia vida, a sus verdaderos sueños.

Y este debe ser el nuevo reto: poder cumplir nuestros sueños al margen de los estereotipos de género para ser dueñas de nuestro propio cuento.


El aprendizaje del poder en las aulas

Llegamos a las aulas para trabajar las desigualdades de género. Empezamos a hablar de qué es lo mejor y lo peor de ser chico y de ser chica. Seguimos profundizando en qué es un hombre y una mujer, en si encajamos, en qué insultos reciben las personas que no encajan en los modelos de feminidad y de masculinidad y, desde los primeros minutos vamos viendo cómo los chicos buscan miradas y sonrisas cómplices entre sus iguales.

La complicidad masculina o el pacto entre iguales aparece en muchos ámbitos cotidianos. Es una forma más de probar la capacidad que tienen los niños de dominio y que han aprendido desde bien pequeños: imponerse sobre el entorno, sobre todo durante la adolescencia.

Y así se da en muchas de nuestras intervenciones en las que se producen las siguientes situaciones:

  • Los niños son los protagonistas del espacio, lo ocupan, pretenden llenarlo, apropiarse de éste, porque es el escenario donde debe tener lugar su protagonismo, afirmarlo. El espacio es una dimensión a ocupar, a conquistar y forma parte de su afirmación individual entre sus compañeros.
  • Las chicas, en cambio, tienen la sensación que el espacio no les pertenece, no es su escenario. No necesitan afirmar su posesión del espacio porque nadie les ha pedido que lo hagan.

El grupo de iguales es fundamental para demostrar su masculinidad.

Es una forma que tienen los niños de probar su capacidad de dominio y han aprendido desde bien pequeños: imponerse sobre el entorno.

Ritxar Bacete lo llama “homosociabilidad masculina” y se da cuando los hombres se sienten más cómodos entre sí y necesitan obtener el reconocimiento colectivo del poder.

Buscar la aprobación y las sonrisas cómplices del grupo es fundamental para demostrar la masculinidad, su poder delante el resto. La masculinidad debe ser aprobada y exhibida. De esta forma, compañeras y compañeros de clase se encuentran en una posición de subordinación respeto a los dominadores del espacio, que intentarán defender su poder delante de cualquier cuestionamiento.

Se trata de una lucha de poder dentro del grupo:

  • quién es más bueno jugando a futbol,
  • quién domina el espacio del patio,
  • quién es el líder del aula,
  • quién es el que habla y todo el mundo le escucha,
  • quién es capaz de cuestionar más al profesorado o a quién viene a hacer un taller o formación, etc.

Es una constante búsqueda de protagonismo, de centralidad, pero continuamente sometida al desafío del resto de chicos, como explica la socióloga Marina Subirats. Quien domina la escena busca la complicidad masculina, el confort del grupo que le permita y le tolere sus actitudes.

Buscar la aprobación y la sonrisa cómplice del grupo de iguales es fundamental para demostrar la masculinidad, su poder delante del resto. La masculinidad debe ser aprobada y exhibida.

EL APRENDIZAJE DE LA MASCULINIDAD

Aprender a amoldarse en el modelo de masculinidad no es fácil aunque las pautas están muy claras, muy delimitadas y muy consolidadas. Este aprendizaje se aprende a través de la familia, la escuela, las amistades, los medios de comunicación, la publicidad…

Pararos a pensar en vuestro entorno y seguramente encontraréis muchos mensajes o conductas violentas protagonizadas por hombres. El grado de identificación con el modelo masculino hegemónico es tan elevado y aparece de forma tan inconsciente que la percepción de qué es violencia machista y que no queda totalmente desvirtuado:

  • Lo es una actitud que cosifica a las mujeres o las sexualiza.
  • Lo es creer que tienen derecho a opinar sobre el cuerpo de una mujer desconocida por la calle.
  • Lo es acercarse demasiado  al cuerpo de una mujer en un autobús a una mujer.
  • Lo es dar un beso a una chica que ha bebido más de la cuenta.
  • Lo es tocar el culo de una chica en una discoteca.
  • Lo es el control y los celos.

La naturalización de la desigualdad y el desequilibrio allana el camino a la violencia, y a la vez, esta misma violencia ayuda a mantener esta desigualdad. Es un círculo vicioso. La violencia está por todos lados, y a veces puede ser algo que es visto como insignificante como una pelea en el patio con la excusa de que son “cosas de niños”. Pero sabemos que la cosa no queda allí, sino que la sombra de la violencia es muy alargada, y se reproduce a lo largo de muchos momentos cotidianos:

  • El dominio y el control del patio.
  • El dominio y el control de determinados espacios educativos: los bancos, una parte del pasillo, las mesas del aula, algunos espacios alrededor del instituto, etc.
  • Una agresión verbal en el aula.

Este aprendizaje diario legitima la violencia como una forma de interacción, donde quedan excluidas:

  • las emociones
  • la empatía
  • la muestra de vulnerabilidad

Todo aquello que pone en duda la masculinidad, supone una amenaza terrible. Por este motivo los chicos no pueden permitirse:

  • mostrar emociones
  • ser tolerantes
  • ser agradables
  • mostrar afecto hacia un amigo
  • ser cariñoso
  • llorar

¿Qué les ocurre a los chicos que muestran este tipo de emoción? Reciben el rechazo y el castigo de su entorno través de insultos como nenaza, marica, gay, gallina… y la exclusión del grupo.

Todos estos elementos son esenciales para una nueva masculinidad, quedan relegados e ignorados, porque no forman parte de la identidad de masculinidad hegemónica y de cómo debería ser un hombre de verdad.


La violencia machista, una violencia estructural

https://www.youtube.com/watch?v=Ecvc1mBIHxY

la violencia machista, una violencia estructural

Los datos de la Macroencuesta de Violencia sobre la Mujer 2019, elaborado por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género en colaboración con el Centro de Investigaciones Sociológicas, son demoledores.

Y son demoledores porque han puesto cifras (también necesarias) a aquella violencia invisibilizada, la violencia que no sale en los medios de comunicación, aquella violencia que hasta ahora no formaba parte del imaginario social de la población y es precisamente por este motivo que el resultado ha sorprendido tanto. Su importancia radica en que ha puesto luz a la violencia más oculta, revelando que la violencia tiene muchas caras (sexual, física, psicológica, económica, etc.) y que en el caso de la violencia sexual, mayoritariamente es ejercida por una persona conocida de la víctima o un familiar (49% y 21% de los casos respectivamente).

Estos datos pueden ser un primer paso para romper con muchos mitos y estereotipos que solo perjudican el trabajo para su erradicación, a la vez que también ponen de manifestó que aún queda mucho trabajo por hacer, ya que la violencia sexual se da mayoritariamente entre las mujeres más jóvenes.

Este constante y predominante imaginario erróneo de que es la violencia machista, en realidad es una forma de aislar el problema, de evitar la responsabilidad social y de considerar la violencia machista como casos puntuales productos de ambientes marginales, y no un hombre fruto de la cultura patriarcal y presente en todos los estratos de la sociedad. Y estas percepciones nos evidencian cómo es de difícil concebir que la persona que ejerce violencia pueda estar perfectamente integrada en la sociedad. Pero la realidad es que la violencia machista está integrada en la misma estructura social, y esto significa que es la misma sociedad la que la tolera y la permite porque se han normalizado muchas de sus expresiones.

Si explicamos la violencia como si fuera un árbol, vemos que hay una parte visible que se sustenta en otra parte invisible mucho más grande.

LAS VIOLENCIAS VISIBLES no pasan de un día para otro, sino que hay un conjunto de violencias invisibilizadas que permiten que esto acabe ocurriendo.

LAS VIOLENCIAS INVISIBLES son situaciones que nos pueden parecer inofensivas o poco importantes (como cosificar a las mujeres, hacer chistes despectivos sobre ellas, invisibilizarlas a través del lenguaje....) pero que son el caldo de cultivo de la violencia más explícita. Estos comportamientos pueden aparecer de diferentes formas: insultos, piropos, humillaciones, celos, desvalorizaciones, desprecios, humor sexista o control.

  1. Afecta a las mujeres por el hecho de ser mujeres.
  2. Se origina en una forma cultural de definir las identidades masculinas y femeninas.
  3. Se basa en la desigualdad entre mujeres y hombres, dando el poder y el dominio del hombre sobre las mujeres.
  4. Su finalidad es ejercer el poder, dominar y controlar.

  1. Llevar una determinada ropa que llama la atención de los lobos
  2. Por el lugar (un camino, una calle oscura…) y el momento en el que andaban solas (la noche).
  3. O por su actitud ( por hablar con desconocidos).

La violencia que se comete contra las mujeres es una de las manifestaciones violentas socialmente más invisibilizada y normalizada. Esta violencia se ejerce porque hay un reparto desigual del poder (dentro o fuera de una relación) que se basa en mandamientos y estereotipos de género que ha configurado una identidad femenina y una identidad masculina, y que ha establecido que quienes se encuentran dentro del “género masculino” tienen derechos sobre las personas que se encuentran en el “género femenino”. Y estos derechos se traducen en privilegios por el simple hecho de vivir en una sociedad dominantemente masculina. Y la clave radica aquí, en que los niños y los hombres sean conscientes de ello y que renuncien a estos privilegios en pro de una sociedad más igualitaria, haciendo una necesaria revisión crítica del modelo dominante de masculinidad y de las consecuencias negativas que para todos y todas implica, también para ellos. 

Resultados de la Macroencuesta de violencia contra las mujeres 2020

1 DE CADA 2 MUJERES ha sufrido algún tipo de violencia machista a lo largo de su vida

Las diferentes formas de violencia que se cometen contra las mujeres son una manifestación de las relaciones de desigualdad que existen entre mujeres y hombres.


Macroencuesta de la violencia contra las mujeres 2020

La encuesta ha revelado que 1 de cada 2 mujeres ha sufrido algún tipo de violencia machista a lo largo de su vida, un 57,3%, lo que suponen 11.688.411 mujeres de 16 o más años. Además 1 de cada 5 (19,8%) la han sufrido en los últimos 12 meses, lo que suponen 4.048.273 mujeres de 16 o más años.


Dejar de normalizar la violencia

La prevención, clave para no normalizar la violencia

Las familias que quieren criar a sus criaturas para que sean justas, sensibles, respetuosas y tengan capacidad crítica ante cualquier expresión de violencia.

Las profesoras y los profesores que dedican esfuerzos para enseñar al alumnado a respetar la identidad de género, la expresión de género o la orientación sexual de sus compañeros/as....

Las escuelas que quieren educar a su alumnado para que no hagan diferencias entre niñas y niños...

Todas las personas que quieren seguir poniendo su granito de arena para que la infancia crezca en igualdad...

Saben que LA PREVENCIÓN es clave. 

  • La prevención es todo aquello que puedes hacer desde casa o la desde la escuela para evitar o reducir la violencia machista.
  • La prevención evita normalizar la desigualdad o el maltrato.
  • La prevención es educar para que no se tolere ni se justifique ningún tipo de violencia,
  • La prevención modifica los imaginarios sociales para hacer imaginable una sociedad más justa.
  • Puedes hacer prevención desde casa, desde la escuela, en el patio, en las actividades extraescolares, en las fiestas de cumpleaños, en las comidas familiares, durante el juego o a través de tu lenguaje.

Cada día podemos hacer algo para prevenir la violencia machista y cambiar el cuento y empieza por cuestionar la normalidad.

Utilizamos muy a menudo expresiones como:

“aquello que es lo normal”

“lo más normal”

“lo considero normal”

“es muy normal”

Miguel Lorente dice:


Unas gafas violetas para cuestionar la "normalidad"

Esta gafas nos permiten identificar un sinfín de situaciones sexistas que hemos normalizado. Pequeñas situaciones sexistas y cotidianas que, si no se identifican, nos acostumbran a las conductas discriminatorias.

La sociedad está llena de estas situaciones sexistas basadas en tradiciones, costumbres, valores, etc., que parten de un marco cultural que se ha establecido como lo general, aquello común.

Pero, ¿quién ha trazado estas referencias comunes para toda la sociedad?

Es fundamental que nos cuestionemos:

- ¿Quién o qué dictamina que es lo general, los patrones comunes para toda la sociedad y con qué mirada se establece qué es normal y qué no?

- ¿Quién tiene poder para decidir y determinar qué encaja en la normalidad? 

Esta sencilla actividad nos permite activar un mirada crítica para descubrir las desigualdades normalizadas en distintos ámbitos de la sociedad.

Podéis jugar a buscar situaciones normalizadas de sexismo la televisión, en la música, en el cine o en cualquier red social.



Los espacios de poder y la violencia en el espacio público

La desigualdad y la jerarquía entre hombres y mujeres u otros colectivos no se darían sin el uso de la violencia, implícita o explícita, disimulada o ejercida.

Niña preadolescente, inocente e ingenua que va sola por el bosque con ropa llamativa

Espacio público poco iluminado que puede ser percibido como un espacio peligroso

Hombre fuerte y astuto que engaña a las mujeres para conseguir sus propósitos

El uso que hacen las mujeres del espacio público es un elemento más de coacción y limitación de la libertad de movimiento. En esta historia, la protagonista se desvía del aprendizaje, quiere descubrir otros caminos, disfrutar de la naturaleza, coger flores. Es su pequeño momento de autonomía en el mundo exterior, aunque en la historia esta exploración es presentada como un riesgo evitable para el personaje:

Son mensajes que han recibido y reciben constantemente las niñas y las chicas. Mensajes que limitan su independencia y su libertad de movimiento.

El trágico final de la historia de Caperucita Roja es el castigo social, el castigo a su ingenuidad y al no sometimiento de las normas sociales. Esta respuesta colectiva es también la respuesta social a las agresiones que sufren muchas mujeres, basadas en justificar al agresor y en responsabilizar a la mujer de su conducta: por su ropa, por salir de noche, por ir por caminos desconocidos y poco iluminados, por hablar con desconocidos, por haber compartido unas fotografías de carácter sexual, etc. En definitiva, por ser mujer.

Igual que le ocurre a Caperucita Roja, fuera de la protección que ejerce la casa sobre las mujeres existe un peligro amenazante y resuenan en las mentes de las chicas las palabras de la madre de Caperucita:

"¡No vayas por determinados caminos! No son seguros.”

La arquitecta y activista social por los derechos humanos y por los derechos de las mujeres Ana Falú dice:

El hecho de que el espacio público reproduzca las lógicas y los dictados del patriarcado supone para las mujeres que se viva como algo alieno, hostil, con miedo, con inseguridad y con límites de todo tipo. Esto hace que no puedan disfrutar de un espacio donde construir su identidad y ejercer sus derechos y su ciudadanía, sino que ha prevalecido la hostilidad y el temor. Un temor transmitido a lo largo de la historia, donde niñas, chicas y mujeres han recibido constantes mensajes que vinculan la inseguridad con el espacio público y la posibilidad de sufrir agresiones en la calle por parte de “extraños”.

Este 8 de marzo, seguimos reivindicando para conseguir la libertad, tal y como la entendía Nina Simone: