Cuentos de castillos: espacios para crear

fantasias… ¿de amor?

El día 23 de Abril, en Catalunya se celebra “La diada de Sant Jordi” alrededor de una leyenda que habla de un caballero que rescata una princesa de las garras de un dragón que se la quiere comer. Efectivamente, otra historia más basada en los Mitos del amor romántico y roles totalmente diferenciados para el personaje femenino y masculino: él es un caballero con nombre propio, Jordi, valiente y decidido a jugarse la vida por una princesa, de quien no conocemos su nombre. Lo que sí tenemos claro es que es dulce y la más bella del reino. Un guión que tiene algún parecido con el vídeo de “La Bella y la Bestia” que realizamos.

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Es propio de los seres humanos buscar el amor. Sin embargo, de la misma forma que existen estereotipos de género que nos dicen cómo debemos convertirnos en hombres o mujeres –con unas determinadas capacidades, habilidades, funciones…- también se espera de nosotras/os un determinado comportamiento a la hora de enamorarnos, según seamos mujeres u hombres.

Nos puede parecer que funcionamos de forma libre. Sin embargo, estamos muy condicionadas por un conjunto de creencias y valores que determinan, en buena medida, cómo nos comportamos a la hora de establecer relaciones afectivas y sexuales.

Existen un conjunto modelos de amor que se refuerzan a través de historias como “La Bella y la Bestia” y que transmiten la idea de que las relaciones afectivas y sexuales deben basarse en las ideas del amor romántico que empieza con una conquista difícil, llena de terribles infortunios, malentendidos, obstáculos, impedimentos, grandes sacrificios y transformaciones pero que acaba convirtiéndose en una entrega apasionada y un final feliz.

mitos del amor romántico

Todos estos mitos los hemos podido “interiorizar” de forma inconsciente y, sin darnos cuenta, nos puede servir para juzgar lo que es previsible y normal en el amor así como lo que puede ser deseable y aceptable.

Estas creencias nos pueden generar unas expectativas que no son reales. En muchas películas, novelas e historias, nos han presentado muchas veces un amor cisheterosexual donde las chicas hacen un papel y los chicos otro:










Esta socialización desigual junto a los tópicos del amor romántico potencian unas relaciones muy poco igualitarias, satisfactorias y, muchas veces, atravesadas por las relaciones abusivas.

Se trata de un modelo en el que se les quita a las chicas la posibilidad de desarrollar libremente su sexualidad y de ser autónomas emocionalmente. Y ellos no pueden experimentar los cuidados, la comprensión, las emociones…

A ellas les han hablado, a través de varios canales, sobre el amor y la belleza. Han recibido miles de mensajes para gustar a los chicos:

  • Cómo agradar y seducirles.
  • Cómo conquistarles.
  • Cómo no enfadarles.

A ellos, en cambio, no les han enseñado lo mismo. No porque no los necesiten, sino porque se da por hecho que no los necesitan. En el campo de la sexualidad, todo va enfocado a hacerles disfrutar a ellos.

¿como son las protagonistas de muchos cuentos?

Chicas bonitas, dulces y alegres que esperan un hombre que las saque de la situación en la que están. Las relaciones con las otras mujeres se basan en la envidia y compiten en belleza por el amor de los hombres. Y, ¿qué son capaces de hacer por amor? De todo. Aguantar y sacrificarse para que el chico cambie. Los chicos son fuertes, valientes y solitarios. Viven sus aventuras y al final consiguen a la chica

Es muy importante que las personas adolescentes reconozcan que tienen un guión de vida, por lo tanto, unas expectativas a la hora de tener una relación. Deben reconducirlo si ven que no les conduce a la felicidad. Es importante que vean que no pueden cuidar de sí mismas si no reconocen cuáles son sus necesidades, reconociendo que tienen el derecho a preocuparse por el propio bienestar. Y la autoestima pasa por reconocer que tiene un espacio propio que deben cuidar.

Sin embargo, ¿cuál es el espacio que más se ha potenciado en las chicas? Dicho de otra forma, ¿En cuántas historias se ha invitado a las chicas a imaginar un espacio donde guardar nuestros sueños y deseos? Un castillo está lleno de rincones donde jugar a crear fantasías de amor. Un amor que será buscado por la mujer como salvación de su soledad.

Ella, como no ha aprendido a amarse a sí misma, confirmará su valor personal cuando encuentra afinidad con el otro y aprende a admirarlo.

Esto es frecuente en la primera etapa del amor, en la que suele darse:

Y este amor absoluto de la mujer se manifestará a través de la necesidad que tiene del otro ser, a veces tan fuerte que llegará a aprisionarla y aislarla aún más en su soledad. Ella está fijada solamente en un punto:

Podríamos decir que mientras el hombre constituye un espacio que parte de un punto para llegar a otro, la mujer lo hace alrededor de las relaciones.

Todas las personas construimos un espacio imaginario donde realizar nuestro guión de vida, sobretodo en el periodo de la adolescencia. Es un momento donde se exalta la vida interior y la creación del mundo propio y donde choca la fantasía y la realidad.


Porque la fantasía se origina y está llena de impresiones del mundo exterior. La reelaboración del mundo exterior en nuestro interior es resultado de:

  • Interiorizar las impresiones sensoriales.
  • Combinar nuestros deseos, afectos e impulsos que nacen de esas impresiones.

Pero del mundo exterior, chicos y chicas no han recibido las mismas impresiones ni experiencias. Y aquí radica buena parte del caldo de cultivo de la desigualdad en las relaciones afectivas y sexuales.

Su educación ha potenciado las emociones y el romanticismo por encima del aspecto físico, y ha inhibido el deseo (si una chica es sexual, es una chica fácil). Su meta es conseguir el amor verdadero al lado del príncipe azul.

Su educación es distinta: el amor y el sexo van por separado. El amor no es una necesidad, como si lo es el sexo, que lo viven como algo fundamental e importante en su vida. Es además, una demostración de su masculinidad delante de los amigos y de las mujeres, escondiendo las emociones y exaltando la virilidad.

Fuentes:

Sanchís, Rosa. “¿Todo por amor? Una experiencia educativa contra la violencia a la mujer” (2006). Rosa Sensat.

Altable Vicario, Charo. “Penélope o las trampas del amor” ( 1991). Mare Nostrum.