Cada 28 de Junio se celebra el Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+. Cambia el cuento no pretende quitar espacios ni queremos hablar en nombre de la diversidad de personas que se sienten identificadas en este movimiento y en esta larga lucha. Pero haremos una pequeña aportación a partir de un análisis sociológico de la desigualdad y las violencias que sufre o puede sufrir el colectivo LGBTIQ+. 

Todas las personas, en función del grupo social al que pertenecemos, tenemos más o menos acceso a determinados recursos y somos más o menos susceptibles de vivir determinadas opresiones porque estamos condicionadas por diferentes ejes de desigualdad. De hecho, toda discriminación social tiene una misma estructura y funcionamiento: 

Se basa en una forma de ver el mundo que asigna unos valores y unos privilegios a unas determinadas personas o grupos (personas cis y heterosexuales) sobre otras personas o grupos (personas trans, lesbianas, intersexuales, homosexuales, asexuales, queer…).

La desigualdad implica que haya un grupo favorecido o privilegiado que tiene el poder sobre el otro grupo, que está desfavorecido o discriminado. En este sentido, el concepto de privilegio denota que algunos grupos de personas tienen ventajas respecto a otros grupos. El análisis sobre las desigualdades por razón de identidad de género, orientación sexual o expresión de género evidencia que el grupo formado por hombres y mujeres cis y heterosexuales goza de más reconocimiento y privilegios que el grupo formado por personas que no se adaptan a los modelos cisheteronormativos como las personas trans, lesbianas, homosexuales o bisexuales, entre otras. Por lo tanto, el grupo integrado por personas LGTBIQ+, al no formar parte del patrón común establecido por el código patriarcal, puede no tener acceso a las mismas: 

OPORTUNIDADES

RECONOCIMIENTO

ESPACIOS DE PODER

ESPACIOS DE DECISIÓN

ACEPTACIÓN SOCIAL

Las consecuencias pueden ser que los colectivos LGTBIQ+ vean condicionadas sus oportunidades para desarrollarse, satisfacer sus necesidades o cumplir sus sueños.

Desde el momento que hacemos visibles las desigualdades, les ponemos nombre y las ponemos en el centro de la mirada y del debate, podemos empezar a buscar medidas que vayan encaminadas a la eliminación de estas desigualdades y de las actitudes LGBTIfóbicas. Y es en este sentido que el 28 de Junio todavía hoy debe celebrarse porque falta recorrido por hacer para conseguir la igualdad de derechos de las personas LGBTIQ+.

En los años setenta, algunos de los debates feministas que tenían lugar en occidente pretendían comprender la situación histórica de subordinación y dominación de las mujeres por parte de los hombres. Gayle Rubin propuso el conocido sistema sexo/género para explicar cómo se articulaba y se diferenciaban el sexo y el género. Este sistema también nos sirve para entender cómo se produce la desigualdad basada en la orientación del deseo así como las identidades y expresiones de género ya que sitúa a las personas LGBTIQ+ en una posición desigual y, en consecuencia, más susceptibles de sufrir violencia. Este sistema nos permite entender, también, el por qué las personas lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, intersexuales o queer pueden sufrir opresión, no tanto por las diferencias biológicas, sino por las normas sociales que imperan y que señalan a los colectivos LGBTIQ+ al margen de la “norma”. Veamos cómo funciona según el sistema sexo/género a través de los siguientes conceptos:

EL SEXO

EL GÉNERO (LA IDENTIDAD DE GÉNERO)

LA ORIENTACIÓN SEXUAL

LA EXPRESIÓN DE GÉNERO

EL SEXO

Hace referencia al conjunto de características biológicas de nuestros cuerpos. Según el sistema sexo/género de Gayle Rubin, se supone que, cuando nacemos, tenemos un cuerpo de macho o de hembra. Sin embargo, esto no es siempre así ya que nacen bebés con genitales difícilmente clasificables como masculinos o femeninos. En este caso hablamos de los cuerpos intersexuales.

EL GÉNERO

Una segunda idea de este modelo teórico es que se considera que, si tenemos cuerpo de hembra, deberemos comportarnos o sentirnos como una mujer; y si tenemos cuerpo de macho, deberemos identificarnos y comportarnos como un hombre. Es la llamada socialización de género. Es una construcción social, es decir, es la interpretación que la cultura hace del cuerpo sexuado de las personas. En otras palabras, el género es todo aquello que una sociedad considera propio de mujeres y de hombres. No depende de nuestra biología, sino de los aprendizajes sociales y culturales que hacemos cada día. De hecho, empieza desde el nacimiento y, poco a poco, sin que nos demos cuenta, vamos aprendiendo a comportarnos como un hombre o una mujer, intentando cumplir con todo aquello que se espera de nosotros/as para amoldarnos a dos únicos y rígidos modelos: el de feminidad o el de masculinidad. Esta forma de clasificar a las personas asignándoles un género según en función del sexo con el que han nacido recibe el nombre de Binarismo de género. Sin embargo, existen muchas otras formas de sentirse o comportarse. De aquí que muchas de las reivindicaciones LGBTIQ+ traten de desmontar este modelo tan rígido para abrirlo a la diversidad. Con lo cual, los comportamientos, roles y expresiones asociadas a los modelos de feminidad y masculinidad, no vienen determinadas desde el nacimiento y, por lo tanto, se pueden cambiar.

LA IDENTIDAD DE GÉNERO

Es la percepción que tiene una persona de si misma: cómo se identifica y cómo se siente. Nadie lo puede hacer por ella. Y, según esta idea, reconocemos a personas:

TRANS

NO BINARIAS

CISGÉNERO

Las personas trans no se identifican con el género que les asignaron al nacer.

Las personas no binarias no se identifican con ninguno de los dos géneros socialmente construídos (hombre/mujer).

Las personas cisgénero se identifican con el género que les asignaron al nacer.

LA ORIENTACIÓN SEXUAL

Podemos sentir atracción física, emocional o afectiva hacia personas del mismo sexo/género (lesbianas/homosexuales), del otro sexo/género (heterosexuales), del mismo y del otro sexo/género (bisexual) o no sentirlo por ningún sexo/género (asexual).

LA EXPRESIÓN DE GÉNERO

Es la manera de expresarnos según los roles sociales, la apariencia, el comportamiento, etc.

Así, podemos tener una expresión más femenina, andrógena, masculina… 

Al margen de definiciones y clasificaciones que nos ayudan a entender y a visibilizar la diversidad de identidades, expresiones o deseos sexuales, es importante que cada persona pueda sentirse, desear, amar y expresarse con libertad. Esta lucha pretende visibilizar, reconocer las personas a las que se les ha vulnerado derechos humanos fundamentales y pide que se de una respuesta social e institucional para dotarnos de un marco legal y político que garantice los derechos de las personas LGBTIQ*.